7 dic 2015

Indígenas wounaan llevan 14 meses desplazados en Buenaventura


En un coliseo de Buenaventura, niños y adultos de la comunidad wounaan conviven desde hace 14 meses.En un coliseo de Buenaventura, niños y adultos de la comunidad wounaan conviven desde hace 14 meses

Por 14 meses, cientos de indígenas wounaan que huyeron de la guerra desde sus remotas aldeas en la selva en el bajo río San Juan, han languidecido como desplazados en un coliseo y dos casas en Buenaventura.
“Nunca nos había tocado desplazarnos. Nos tocó por el orden público. Y llegamos a una situación más dura, aquí en Buenaventura”, dice uno de sus líderes. “Allá en el campo, somos ricos. Aquí, a veces, no tenemos qué comer”, dice otro.

Una de las dos casas donde conviven los wounaan. / Foto: Álvaro Sierra.
Según datos de Ocha, la agencia humanitaria de la ONU, 920 wounaan de siete comunidades, entre ellos 84 niños y 60 ancianos, huyeron de combates que estallaron a fines del año pasado. (Lea también: Indígenas wounaan anhelan volver a su tierra desde el exilio bogotano)
Se estima que otros 4.000 seguían en el territorio, que se pelean ‘los Urabeños’, las Farc y el Eln, que amenazan, entran a los caseríos, siembran minas y restringen los horarios de caza y pesca. Otros se han ido a Cali y Yumbo.
En el coliseo El Cristal vive la comunidad de Unión Agua Clara, que quedó vacía: 257 adultos y 84 niños. Duermen en el piso de cemento y en hamacas colgadas de las graderías. Las mujeres cocinan al aire libre, con trozos de madera. El agua se bombea. “Cuando se daña la bomba, toca recoger entre todos de a 200, 500 pesos para arreglarla”, dice un exgobernador.
Tres cabildos adquirieron una vieja casa en el barrio Alfonso López, en la comuna 12, que Acnur y la Unidad de Víctimas estudian cómo reparar. Allí viven 70 indígenas, de la comunidad de Chachajo. “Nos afiliamos al registro de víctimas –comenta un líder– pero la parte humanitaria es muy difícil. El municipio dice que no hay recursos y tiene que estar pidiendo al departamento; y mientras llegan…”. Hay más desplazados, en otra casa en la comuna 4. (Vea: Comunidad indígena wounaan tendrá universidad)
La Unidad de Víctimas, la Alcaldía y otras instituciones han dado ayudas. El Comité Internacional de la Cruz Roja, agencias de Naciones Unidas como Acnur y Ocha, el Servicio Jesuita para Refugiados y Médicos sin Fronteras han prestado asistencia y asesoran la tortuosa negociación de los planes de retorno, complicada, además, porque unas comunidades dependen de Chocó y otras del Valle.

Los miembros de la comunidad viven en condiciones muy duras. / Foto: Álvaro Sierra.
Pocos hablan español. Solo tienen la ayuda humanitaria y lo que las mujeres consiguen vendiendo sus finas artesanías de werregue, una fibra de palma teñida. Los niños van al colegio, pero es un entorno extraño. La atención de salud es tan difícil que cuatro niños han muerto. Añoran los pollos, patos y cultivos que dejaron atrás.
Cansados, 400 miembros de Unión Balsalito, del lado chocoano, volvieron, pero uno de sus líderes fue desaparecido en agosto.
La comunidad de Agua Clara quería retornar en estos días y envió una delegación a desmalezar y preparar el caserío, pero se queja de que le incumplieron varios compromisos y el regreso se ha aplazado.
Catorce meses. A quién les importan los wounaan.
ÁLVARO SIERRA RESTREPO

No hay comentarios.:

Publicar un comentario